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jueves, 3 de mayo de 2012

Sex-y Beaches. De Koh Samet a Koh Chang

7am suena el despertador.
Mientras ella duerme me veo en la obligación de apagarlo ya que ni se mosquea. La miro y comprendo lo que se siente. Yo a mis 21 años era igual.
Helen tiene tan sólo 21 años y está viajando hace 7 meses. Sola.
Algo de mí la admira, como si deseara haber empezado con esto "del viajar" de más chica. Otra parte se alegra de cómo se fueron dando las cosas. Si hubiera arrancado tan temprano vaya a saber dónde estaría. Seguramente casada con algún surfer de alguna isla aledaña.
Lo cierto es que Helen es muy tranquila, madura y no parece la edad que tiene. Es más, siempre me preguntan a mí si soy la más chica. Me encanta.
Regordeta y muy blanca. Abierta, pero no muy comunicativa. Algo autista por momentos y verborrágica por otros. Disfruto mucho de haberla conocido. Más cuando alrededor abundan las "Hookers Couples" como llamamos nosotras a las parejas de Europeo y Tailandesa que frecuentan las islas.

Si hay algo de lo que Tailandia no prescinde es de las "trabajadoras del sexo". Sí señores. Atenti a los interesados. Debería haber algún cartel en el Aeropuerto de Bangkok alertando: Bienvenido al mundo donde el "Rent a scooter" se entremezcla con el "Rent a hooker". Es más, podríamos colocar otro cartel al lado que mencione la promoción "Young girls, better price".
Tan patético como real.
Pero no estoy acá para juzgar. Sí para contarles que, a pesar de ello, Tailandia es uno de los países más lindos a nivel geográfico y me cuesta dejarlo. Como también me cuesta entender el slogan que tienen. "A country of thousand smiles" ya que en lo que va de mi viaje no los vi sonreír nunca. Será tanto calor?

Estos últimos días Helen y yo nos hicimos muy compinches. Aunque ella tiene sus cosas y yo las mías. Como todos. Nunca un desacuerdo. Sólo una situación rara me hizo desconfiar un poco.
Habiéndolo charlado y resuelto dejé el episodio atrás rapidamente como si no hubiera pasado. Ahí tomé conciencia de que algo en mí había cambiado. Comprendía que todo lo que me iba pasando, sea bueno o malo, iba enriqueciendo mi crecimiento. Cada día que pasaba me sentía más reconectada con mi propia naturaleza. En paz y equilibrio.

Después de media hora ya estaba lista con llave en mano para hacer el Check Out de la casita que nos alquilamos. Helen estaba, todavía, en pijama.
A la hora y a las corridas, nos embarcábamos en el ferry, y 5 horas más tarde, previo "minivan" y otro ferry llegábamos a KOH CHANG. La isla por excelencia, dicen, de los "backpackers".

Koh Chang, es una de las islas más grandes del Golfo de Tailandia. En frente de Koh Phanghan (Full moon Party), Koh Samui ( la isla de las Lunas de Miel) y Koh Tao ( la de los "divers")

El sábado arrancamos la vuelta. Ella vuelve para Bangkok y yo me voy en un vuelo directo a Kravi. Ahora sí sobre el Mar de Andamán, uno de los mares más lindos del mundo, deseosa de conocer Koh Lanta, al sur de Phuket y Koh Phi Phi, la que abandonaré para otro viaje.

En mi casa ya preguntan... "tenés pensado volver?"
Yo creo que buscan informarse sobre qué hacer en mi "ex" cuarto con todas las cosas que dejé de mi "ex" departamento. Muchos "ex" en mi vida que reflejan el pasado y una vieja forma de ser que ya abandoné. Ni buena, ni mala. Distinta.
Lo nuevo se avecinaba.
No. No pienso volver por ahora. Sí en breve. Pero eso... eso es una sorpresa.
Mientras tanto, entre isla e isla, atardeceres y amaneceres me alegro de no estar verde de tanto shopping, ni blanca de tanta oficina. Definitivamente, iba por un nuevo y mejorado rumbo.
Como todo país que sufre guerras, crisis y revoluciones, mi vida tenía los días contados para el "Día de la Independiencia"


Thailand. A country of thousand smiles.

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