De paso para muchos, de negocios para otros, Kuala Lumpur es la puerta grande por la que se entra a Asia. Su arquitectura moderna, su limpieza y orden deja boquiabierto a más de uno, que, como yo, venímos de países como India y Nepal tan duros y desorganizados.
Pero lo más impactante de todo, para mí, es su gente. Ver cómo musulmanes, taoístas, budistas, hindúes y cristianos conviven en una asombrosa paz. Si alguien alguna vez pensó que esto era algo imposible lo invito a darse una vuelta por Malasia. Donde los chinos se entremezclan con los indios y árabes. Donde en las mesas de los Food Malls, como las llaman ellos, conviven platos de diferentes partes del mundo. Donde no importa el color, la religión, o la lengua. Donde es posible admirar un poco de eso que llamamos libertad y paz.
Kuala Lumpur, es una ciudad relativamente nueva. Proclama su independencia en 1957 en Merdeka Square, una plaza llamativa que reúne edificios antiguos y modernos en un campo verde, que, en realidad, solía ser la sede oficial de grandes torneos de Criquet.
De la mano de Nis, mi amiga Malaya, que me hospedó por 5 días, alimenté mi alma con algo más que historias. Esta parte de la aventura se llama "Comer en Kuala Lumpur..." ya que probamos cuanto restaurante nos gustaba y dejé mi billetera entera en esta ciudad que te insita a probar el placer a cada paso. Donde se entremezclan todos los sabores y colores del mundo oriental.
No puedo dejar de enumerar tres momentos importantes y lugares que no pueden dejar de ir si KL es su próximo destino.
- Las Petronas. Con sus 450 metros de altura es unos de los edificios más altos del mundo (luego la superaron varias torres en Dubai y Chicago). Construída entre otros, por nuestro prestigioso arquitecto César Pelli, tiene 88 pisos y hoy por hoy es posible no sólo subir al puente que las une (en el piso 42 aprox) si no también al piso 86. Pero para ello, hay que despertarse muy temprano (cinco de la mañana) ir a hacer la fila y ser una de las 60 personas que suben por día hasta arriba de todo.
Gracias a Nis, la jugaba de local y compramos las entradas con anticipación. El ante último día, tuve la frutilla del postre!
- Batu Caves. Las cuevas están en las afueras de la ciudad pero vale la pena ir hasta allá. Yo fui en auto, pero hay un bus que en 20 minutos llega hasta ahí. Albergan un templo hindú famoso al que se accede subiendo 200 escalones, que, con el calor, parecen 1000! Imperdible!
- La Mezquita Azul. Es una de las más grandes de Malasia. La visita, con guía personal, durante 2 horas fue una de las experiencias más lindas! El guía en su intento por convertirme al Islam me regaló El Corán. Una tarde que terminamos con rico té y hablando de la vida.
Pero lo más impactante de todo, para mí, es su gente. Ver cómo musulmanes, taoístas, budistas, hindúes y cristianos conviven en una asombrosa paz. Si alguien alguna vez pensó que esto era algo imposible lo invito a darse una vuelta por Malasia. Donde los chinos se entremezclan con los indios y árabes. Donde en las mesas de los Food Malls, como las llaman ellos, conviven platos de diferentes partes del mundo. Donde no importa el color, la religión, o la lengua. Donde es posible admirar un poco de eso que llamamos libertad y paz.
Kuala Lumpur, es una ciudad relativamente nueva. Proclama su independencia en 1957 en Merdeka Square, una plaza llamativa que reúne edificios antiguos y modernos en un campo verde, que, en realidad, solía ser la sede oficial de grandes torneos de Criquet.
De la mano de Nis, mi amiga Malaya, que me hospedó por 5 días, alimenté mi alma con algo más que historias. Esta parte de la aventura se llama "Comer en Kuala Lumpur..." ya que probamos cuanto restaurante nos gustaba y dejé mi billetera entera en esta ciudad que te insita a probar el placer a cada paso. Donde se entremezclan todos los sabores y colores del mundo oriental.
No puedo dejar de enumerar tres momentos importantes y lugares que no pueden dejar de ir si KL es su próximo destino.
- Las Petronas. Con sus 450 metros de altura es unos de los edificios más altos del mundo (luego la superaron varias torres en Dubai y Chicago). Construída entre otros, por nuestro prestigioso arquitecto César Pelli, tiene 88 pisos y hoy por hoy es posible no sólo subir al puente que las une (en el piso 42 aprox) si no también al piso 86. Pero para ello, hay que despertarse muy temprano (cinco de la mañana) ir a hacer la fila y ser una de las 60 personas que suben por día hasta arriba de todo.
Gracias a Nis, la jugaba de local y compramos las entradas con anticipación. El ante último día, tuve la frutilla del postre!
- Batu Caves. Las cuevas están en las afueras de la ciudad pero vale la pena ir hasta allá. Yo fui en auto, pero hay un bus que en 20 minutos llega hasta ahí. Albergan un templo hindú famoso al que se accede subiendo 200 escalones, que, con el calor, parecen 1000! Imperdible!
- La Mezquita Azul. Es una de las más grandes de Malasia. La visita, con guía personal, durante 2 horas fue una de las experiencias más lindas! El guía en su intento por convertirme al Islam me regaló El Corán. Una tarde que terminamos con rico té y hablando de la vida.
Muy linda. Muy Sulmana. Te seguimos siguiendo, reina! :)
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