Nuestro Maestro preguntó: "Y ahora cuál es la primera palabra que quieren pronunciar luego de 5 días en extremo silencio?"
Me quedé pensando varios minutos. Lo primero que pensé, fue: Gracias.
Y lo siguiente: "Estoy tan bien, por qué tengo que volver a hablar!"
Esta experiencia en el Ashram no solo fue un mimo al alma si no que me dejó pensando en muchas cosas de mi vida. Pero por sobretodo, me hizo parar la moto después de años y pensar en mí.
Recordé esa mañana que llegué a Bangalore. Había más de 20.000 personas haciendo el curso conmigo y se sentía un bullicio contínuo importante. Entre que dormía con 3 rusas divertidas más la adrenalina de lo nuevo, el ashram vibrada diferente, y nosotros también. Éramos cotorras caminando por las 70 hectáreas que comprende el lugar hablando en diferentes idiomas.
A lo largo de esos 5 días presté atención al caudal de energía que gastamos cuando hablamos, ya que, la mayor parte del tiempo, lo hacemos sin siquiera pensar, hablamos por hablar y generalmente lo hacemos de manera negativa. Pero, cuando arrancamos, todo se transformó. A decir verdad, no lo creí posible. No entendía, como 20.000 personas podíamos estar en silencio. Y juro que, vivirlo, fue emocionante. Hasta llegué a pensar que estaba sola.
Al super iba en silencio y le escribía al cajero en un papel. Si había algún inconveniente con algo, simplemente lo dejaba pasar. Si tenía que mencionar algo, simplemente pensaba: " Realmente es importante decir esto, como para romper mi silencio?". Y así día tras día nos fuimos acostumbrando. Meditabamos, y no miento, 8 horas al día. Yo atravesaba largos enojos conmigo misma, ya que cuando cerraba los ojos, generalmente pensaba en algún proyecto personal o en qué lugares iba a recorrer después del ashram. Así, falté en dos oportunidades a diferentes clases, y me cuestionaba por qué me era tan dificil obtener esa sonrisa que tenían todos, con esas porturas de Buda casi perfectas. Pensé mil veces en irme. Pero no. Todo era parte del aprendizaje. Y así, empecé a obtener un poco más de diciplina. Pensé que debía aceptarme y dar lo mejor de mí. Mi 100%. De a poco, la cosa fue progresando. Me levantaba a las 5 am todos los días, me bañaba con agua casi helada, y me iba a hacer yoga.
Que si valió la pena?
No podría comenzar el resto del viaje, sin esta premisa tan importante que aprendí. "Nunca pero nunca volvería a perderme". Nunca más dejaría de ser amiga de mí misma. De escucharme, de confiar en mí.
Muchas cosas pasaron a lo largo de estos 15 días. Y cada día, hay un nuevo aprendizaje. Empecé a entender, que a eso, se le llama India. Por algo estaba acá. Me sentí afortunada. Por primera vez, creí que estar perdido era estar justo donde debés estar.
La energía cambió.
Cuántas veces nos postergamos.
Cuánto tiempo vas a esperar para tomarte el tiempo de escuchar lo que hay verdaderamente hay dentro tuyo?
No nos confundamos con eso que llamamos "vida". Por que la vida, tu vida, es mucho más que una rutina diaria. Un trabajo. Un proyecto personal. Una pareja.
Vivir desde el alma es conectarnos. Reconectarnos con nosotros, con el otro, con la naturaleza, día a día.
Animarse a despojarse de lo material y arrancar un camino interior es tirarse a la pileta.
A la pileta del alma. De lleno. Completa y entera. Al 100%.
Y hoy puedo decir, que estoy orgullosa al 100% de haberlo hecho.
Costinggg, sos una genia escribiendo. me alegro muchisimo que estes haciendo esta experiencia, ojalá algún día te siga los pasos y me anime!!!! desde acá toda la luz, q sigas así de bien y mejor!!!!
ResponderEliminarte quierooo
beso gigante,
Ro
Qué preciosa experiencia. Me quedo sin palabras, valga la redundancia...
ResponderEliminarUn abrazo muuuuuuuuy cálido y apretado para vos.
Gracias a vos. Dario.
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