Lo cierto es que quise viajar un 7 y volver un 7. No sé muy bien por qué. Es un número que me da protección. Me gusta. Se lo considera perfecto y sagrado tanto en la numerología como en las diferentes religiones.
Y algo debe implicar que sean 7 los días de la semana, las notas musicales, los colores del arcoiris, los pecados capitales, 7 los chakras, las maravillas del mundo.
También leí que cada 7 años el hombre experimenta cambios significativos a nivel personal.
Y ahí me quedé pensando...
Mis 28 fueron un quiebre. Es verdad.
Volvía de vivir bastante tiempo en Francia. Me separaba de mi novio con el que creí casarme. Me iba a vivir sola. Con una insatisfacción y desmotivación bastante grande, empecé la búsqueda. Una búsqueda que años más tarde me llevaría a estar donde estoy.
Justamente donde quiero estar.
Dicen que cuando alguien desea realmente algo, lo logra, y que el Universo conspira para que podamos concretar nuestros sueños si los deseamos de corazón.
Quizás, este sueño de despojarme de todo e irme sola muy lejos, sea mi necesidad de conectar con algo más profundo. Con el amor verdadero. Con el servicio. Conmigo misma.
Por qué tan lejos para encontrarme?
Quizás uno ve mejor a la distancia. Entiende mejor desde otro punto de vista. No sé. Quizás simplemente necesite conectar con la fuente.
Y Oriente para mí, es la fuente de la espiritualidad.
Bienvenidos a bordo. 1er parada: Mumbai. India
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